Bienvenidos a mi Ciber tareas

Hola dicentes, su facilitador Miguel Pereyra Espadas les da la bienvenida a este Blog, en el que ustedes deberan participar activamente en el desarrollo de sus trabajos y proyectos, comentarios y toda la creatividad propia de su edad.

lunes, 19 de diciembre de 2011

Crédito

Aclaro que la entrada públicada sobre ... "lady gaga"... no es de mi autoría, la recibí de una sobrina a quien se lo envió From: mybarragan@hotmail.com y yo simplemente comparto con UDs., con la intención de crear debate o mínimo una luz sobre este fenómeno de masas.

Lady Gaga, ¿quién es en realidad?

¡Ella requiere más que una oración… necesita de la

intervención Divina!

Lady Gaga es una marioneta de los  Iluminati, y sus vídeos están plagados de
simbolismos ocultistas, satánicos, de los iluminati, así como de la francmasonería
(masonería).
Si consideramos que su mercado objetivo son los jóvenes, y que sus canciones, como
“Pokerface” (Cara de póker en español), que habla de prácticas de sexo oral, o letras tales como “I wanna take a ride on your disco stick” (quiero dar un paseo en tu palo de disco, en español) que hace alusión al miembro viril, se puede ver, con toda claridad, la acción de las fuerzas externas maléficas que están trabajando para seducir las mentes vulnerables de la juventud, mediante estas canciones llenas de mensajes de perversión y ocultismo.

La gente debe despertar y darse cuenta que la música de Lady Gaga no es una
paleta de dulce sino que, por el contrario, encierra un mensaje lleno de oscuridad.

Nota: Si usted cree que este artículo devela importantes verdades, por favor
compártalo mediante su correo electrónico, a su lista de contactos… recuerde lo
que dice la Biblia… en la Biblia se nos pide que no adoremos a ídolos… adivinen;
hoy por hoy, Ladi Gaga es más popular que el mismo Dios. ¿Es este el mundo que deseamos? (Salva un alma y envía este correo).

¡En la canción «Alejandro», de Lady Gaga, el demonio se introduce muy sutilmente en nuestras vidas, para robar y destruir nuestras almas!

¡¡¡Ni siquiera nos damos cuenta que al cantar la letra de esta aparentemente
canción inofensiva, que tiene una bonita melodía, estamos abriendo la puerta ancha a su espíritu maligno!!!

Alejandro quiere decir: defensor y protector del hombre (DIOS).

Fernando quiere decir: ardiente por la paz (JESÚS).

Roberto significa: brillante y brillantemente enmarcado (ESPÍRITU SANTO).

Babe equivale a niño.

La letra (traducida al español dice):

“No me llames por mi nombre, Alejandro (DIOS)

No soy tu hijo, no soy tu hijo Fernando (JESÚS)

No me llames por mi nombre, no me llames por mi nombre, Roberto (Espíritu

Santo)

Alejandro (DIOS), Alejandro (DIOS), sólo déjame ir”.

¿Recuerdan las imágenes de ella, dentro de un huevo, llevado sobre una
cruz? El eclosionar de un huevo significa un renacer de sangre fría. ¡Los
cuernos implantados en sus hombros y pómulos, indican su transformación
en la NOVIA DE SATANÁS!
¡Amigos, por favor no sigan escuchando a Lady Gaga! Su verdadero
nombre es Stefani Joanne Angelina Germanotta. Ella vendió su alma al diablo a cambio de fama y fortuna. Repentinamente, ella tenía 8 millones de seguidores en el Twitter,fue la artista con la más alta venta de discos y ganadora de los premios Grammy. ¡A todas luces, esto es obra del demonio!

Querido mundo, Lady Gaga sólo es una comediante descarada que sirve a
Satanás, que utiliza modos sutiles y no tan sutiles de control mental, para
manipular y controlar a las masas…

LADY GAGA CON CUERNOS DIABÓLICOS

Cabeza de Macho Cabrío – El macho cabrío con cuernos, personifica a
Basfomet, el dios de las brujas, que es el chivo expiatorio que los satánicos
emplean para mofarse de Jesús, el “Cordero de Dios”, que murió por nuestros
pecados.

LADY GAGA GUSTA POSAR COMO HORUS, CON UN SOLO OJO… en la
foto al pie ¡posa como Horus y como Basfomet!
La fotografía es muy significativa, pues confirma el hecho de que el ojo cerrado
es utilizado en el contexto del simbolismo esotérico. Su ojo izquierdo en su mano, refiriéndose a la mano al ojo maléfico ¡tampoco se puede ignorar el gran
parecido con el aludido Basfomet .

Sólo se necesita mirar un par de fotos o vídeos de Lady Gaga, para darse
cuenta de ella constantemente está ocultando uno de sus ojos. Mucha gente
simplemente interpretará como un gesto escénico, o como una muestra de moda.
Aquellos que conocen la simbología de los Iluminati, saben que el “El ojo que todo lo ve” es quizás el símbolo más conocido. El gesto de ocultar un ojo, generalmente el izquierdo, es muy antiguo en las órdenes ocultistas. El
ojo de Horus – el ojo que todo lo ve, se cree que es el ojo del mismo Lucifer
y de aquellos que dicen controlarlo, tienen el control del mundo de las finanzas. Los hechizos, las maldiciones, el control psíquico y toda forma de corrupción se procesan con este emblema, que corresponde a uno de los símbolos de los Iluminati.
Lady Gaga, con su atuendo e imágenes, se las agencia para mostrar un mensaje satánico. Siempre se cubre un ojo en honor a Lucifer, y en una de la imágenes tiene un rayo, que también es un símbolo satánico.

El ojo que todo lo ve, adorna el fondo de los bailarines de Gaga, durante su “Gira Monstruosa”.
Udjat o el Ojo que todo lo ve, es uno de los pocos símbolos que hacen referencia a Lucifer, (rey del infierno), de quien se piensa sería el que juzgue. En la fotografía, abajo, el ojo tiene la forma de una lágrima, porque él se lamenta por
aquellos que no caen en su influencia.

Rayo: Representa a Satanás, como nos dice la Palabra en Lucas 10, 18 “Jesús les dijo: he visto a Satanás cayendo del cielo como un rayo”; también se refiere a la «S» satánica. Este es un símbolo exclusivo del satanismo.

El número 666: Representa la marca de la bestia y el número del anticristo (666), como nos lo dice el libro de la Revelación (Ap. 13, 181). Estos signos, gesticulados por Lady Gaga, significan el signo del 666, o el ojo de Horus.

1 “¿Quién se las da de sabio? El que presuma de inteligente vea si puede descifrar el número de la bestia, que es número humano; es el seiscientos sesenta y seis”.

LADY GAGA DA TRIBUTO A ANUBIS (VERSIÓN EGIPCIA DE SATANÁS), EL SACRIFICIO SANGRIENTO DE LADY GAGA A SATANÁS EN SU PRESENTACIÓN EN LA ENTREGA DE PREMIOS DE VÍDEOS MUSICALES EN MTV, EN EL AÑO 2009.

“inmediatamente después de su presentación, Lady Gaga se presenta toda
vestida de rojo, con su cara totalmente cubierta con un velo rojo. Ella
básicamente es un sacrificio cruento caminante. Representa la secuela de la
fama, la vida infernal que le sigue al sacrificio, la venta de su alma por su éxito en la industria de la música.”

TRIBUTO A LUCIFER POR LADY GAGA (COLOR ROJO, UN OJO, LUZ), VÍDEO “BAD ROMANCE” (Un Mal Romance):

La cruz y el pentagrama invertidos, como símbolos satánicos Lady Gaga coloca una cruz invertida en su entrepierna
Bad romance (Un Mal Romance)

Este vídeo denso está lleno de imágenes raras y de símbolos; algunos de
ellos son muy significativos, en tanto que otros, aparentemente, son aleatorios. En esta escena, sus manos se ubican estratégicamente debajo de las cabezas con cuernos e, inmediatamente después, el fuego enciende la habitación.

Las cabezas de gacela, colocadas en cada lado de la cabecera de la cama, simbólicamente se refieren a Basfomet, el ídolo cornudo del ocultismo occidental.
En muchas fotografías y vídeos se ve a Lady Gaga posando de la misma manera que la imagen superior. Sus pasados vídeos y fotografías muestran cabezas con cuernos, ubicadas estratégicamente. La presencia de las cabezas cornudas en esa habitación nos simplemente decorativa, es muy simbólica.
Lady Gaga se está ofreciendo a sí misma en el altar de Basfomet, a fin de convertirse en una iniciada de y aceptada en la orden. Ella no desea amistad con la industria de la música, ella quiere ser parte (ella no se ha convertido en un monstruo de la fama por nada). Así pues, esta ofrenda se consume por el fuego y no por el sexo, puesto que se trata de Basfomet y no del tipo ruso, él sólo era un medio que ella empleó para obtener lo que deseaba: la fama.
Cuando se inicia el fuego, simultáneamente se corre otra escena en la que Lady Gaga y a los bailarines vestidos de rojo (el color del sacrificio e iniciación). La vestimenta blanca y virginal que ella usó en gran parte del vídeo, son reemplazadas opr otra de color rojo sangre, esto es una confirmación visible del hecho de que ha sido iniciada y aceptada como miembro interno.
Luego de su iniciación, Lady Gaga hace su gesto característico con la mano:
“el ojo en el triángulo”, dando a entender claramente que ella es ahora parte
de los Iluminati.

La escena final muestra a Lady Gaga en la cama, junto al esqueleto calcinado del mafioso ruso. Nótese que a excepción de las cabezas de gacela, todo lo demás está quemado. La cópula real se dio entre Lady Gaga y Basfomet.


domingo, 15 de agosto de 2010

LA INFINITA TOLERANCIA DEL INFIEL del diario electrónico español, ABC/Opinión

LA INFINITA TOLERANCIA DEL INFIEL del diario electrónico español, ABC/Opinión


CRONICA DE UN FRACASO ANUNCIADO

«La mezquita de Manhattan es una prueba más de que a los occidentales se nos exige la tolerancia absoluta, incluso el mayor dolor a nuestra sensibilidad, para permitir la autoafirmación de una cultura hostil a nuestros principios»

POR HERMANN TERTSCH

Día 15/08/2010

Suele hacernos mucha gracia a los europeos el concepto de «lo antiguo» que tienen en Estados Unidos. En muchos pueblos y ciudades tienen allí en alta estima y veneran como antigüedades, o incluso monumentos históricos, unas casas viejas, chamizos o ruinas del siglo XIX, que, en nuestro continente, tan repleto de monumentos centenarios cuando no milenarios, serían demolidos sin el menor atisbo de mala conciencia urbanística. En un país con historia propia tan corta como EE.UU. todo lo que ha cumplido cien años se antoja venerable. Por eso llamará a muchos la atención la facilidad con que la Comisión de Protección de Monumentos de Nueva York se pronunció a principios de mes a favor de la demolición de una antigua fábrica de tejidos de 1858 en pleno centro de Manhattan. La razón está clara. La vieja fábrica, cuya protección como monumento histórico habría frenado otro proyecto urbanístico en cualquier lugar de Estados Unidos, estorbaba para la construcción de una gigantesca mezquita en el corazón de Manhattan. Tendrá la altura de más de quince pisos, tendrá salas de oración, aulas, cines, gimnasios y polideportivos, y será el centro islámico urbano mayor en territorio norteamericano. La polémica en torno a esta mezquita ha desatado pasiones y hace correr ríos de tinta. Pero no por la demolición de la fábrica, sino por el hecho de que se ubicará en parte en la «zona cero», el inmenso solar abierto el 7 de noviembre de 2001 con la demolición de las Torres Gemelas, provocada por el mayor ataque terrorista jamás habido en el mundo. En aquel lugar murieron asesinados cerca de 3.000 seres humanos, ciudadanos de más de cien países y todas las creencias. Y murieron a causa de un acto terrorista perpetrado por fanáticos suicidas. Que explicaron su acción con creencias aprendidas en mezquitas de todo el mundo. Y que decían actuar en nombre del Islam.

En este punto de la exposición de este complejo caso hay que dejar claro y subrayar bien la absoluta evidencia de que el hecho de que esta salvajada fuera cometida en nombre del Islam no hace en lo más mínimo culpable a esta religión ni a los más de mil millones de fieles a esta religión. Se siente uno ridículo al tener que repetir esta obviedad una y otra vez, pero es imprescindible hacerlo para evitar lecturas tramposas de la argumentación posterior. Porque también es un hecho incontestable que los terroristas surgieron de un movimiento islamista mucho más amplio y extendido por todo el mundo islámico cuyo objetivo declarado es la destrucción de nuestra civilización y sistema de vida. Como es también un hecho lamentable pero in olvidado —especialmente por las víctimas— que aquel terrible atentado fue celebrado como un fantástico triunfo, no sólo por islamistas radicales de Hamás en Gaza, sino por enardecidas multitudes en muchos países islámicos. Dicho esto, se plantea una pregunta sencilla que es la que han hecho gran parte de los familiares de víctimas y los adversarios del proyecto: ¿Por qué es necesario que la mezquita esté precisamente allí? Hay decenas de ubicaciones alternativas posibles en Manhattan, cientos en Nueva York y miles en Estados Unidos. ¿Por qué hay que construir una mezquita precisamente en el epicentro de un infinito dolor causado en nombre de la religión que allí se propagará? Precisamente por eso, dice el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg. Para crear puentes entre oriente y occidente y entre las religiones, asegura. Y añade que los derechos constitucionales y la libertad religiosa abogan por este proyecto, pese a que más de la mitad de los neoyorquinos y bastante más de la mitad de los norteamericanos rechazan el mismo. En realidad nadie ha dicho que sea inconstitucional —solo faltaría—, sino que es inadecuado, hiriente para millones y que está, nunca mejor dicho, fuera de lugar. Que muchas víctimas lo consideren ofensivo debería bastar para replantearse este proyecto. El anuncio de la construcción de un monasterio carmelita en el terreno del campo de concentración de Auschwitz en los años ochenta del pasado siglo generó tal rechazo en la comunidad judía internacional que Juan Pablo II ordenó su suspensión precisamente para no herir susceptibilidades, para evitar un dolor gratuito. Bloomberg, judío él, seguramente consideraría adecuado dicho gesto en aquel entonces. Ahora, sin embargo, con el Islam implicado, parece decidido a utilizar otro baremo.

Otra cuestión que se plantea en Manhattan, como en la construcción de centenares de mezquitas en todo el mundo occidental, es el de la financiación y la consiguiente obediencia religiosa y política de sus responsables. En Manhattan los promotores son oscuros personajes relacionados en su día a grupos radicales islamistas, y nadie duda de que el dinero, nada menos que cien millones de dólares, llegará de los países que promueven un Islam radical y nada dispuesto a compromisos en la enseñanza doctrinaria que impartirán a los jóvenes musulmanes norteamericanos. La cabeza visible del proyecto, el imam Feisal Abdul Rauf, es uno de esos personajes tan característicos entre los islamistas llamados moderados y formación occidental que utilizan hábilmente un doble lenguaje dependiendo de la audiencia del momento. Y más allá de la polémica localización, se plantean serios interrogantes sobre la utilización posterior del complejo que albergará la mezquita. ¿Se respetará en los gimnasios, piscinas y los centros culturales la igualdad de géneros, esa sí precepto constitucional? ¿Se permitirán arengas a favor de la destrucción de Israel en la mezquita y las aulas anejas? ¿Y habrá sitio para reuniones de jóvenes en las que se promueve el alistamiento para grupos terroristas en Pakistán o Cachemira, como ha sucedido una vez más en la mezquita cerrada en Hamburgo la pasada semana? ¿Quién vigilará las clases y oraciones para que no se haga allí apología de quienes son innegablemente los que hicieron posible la existencia de esa mezquita, que no son otros que los terroristas del 11-S?

Nadie podrá evitar que muchos norteamericanos, pero también muchos musulmanes en todo el mundo, radicales o no, vean en la mezquita de Manhattan un símbolo del avance del Islam por Occidente. Este avance, se quiera ver o no, lo hicieron posible unos jóvenes islamistas que estrellaron los aviones y sacrificaron sus vidas y las de casi tres mil inocentes. Y nadie podrá evitar que muchos entiendan la mezquita como un monumento en el campo de batalla mismo a los terroristas islámicos que humillaron allí a Estados Unidos y a todo Occidente. Será para ellos un monumento de conquista, una simbólica «pica en Flandes» que hicieron posible unos asesinos o unos mártires. Porque en el vínculo inevitablemente imperecedero entre el ataque terrorista del 11 de septiembre y la gran mezquita se verá, quiera Bloomberg y los biempensantes o no, el triunfo póstumo de los pilotos de los aviones asesinos. Nadie podrá evitar que esta inmensa mezquita en aquel lugar sea para muchos occidentales más un símbolo de avasallamiento que de encuentro.

Hasta la Liga Antidifamación, que lucha desde hace muchas décadas contra todo tipo de discriminación religiosa, ha advertido de que el proyecto puede romper más puentes de los que pretende construir. Pero la corrección política se ha impuesto de nuevo y el proyecto ha sido definitivamente aceptado. Como no podía ser de otra forma, el presidente Barack Obama se adhirió a esta causa. Los que se sientan ofendidos han sido condenados a mostrar esa inmensa tolerancia que siempre se les exige a los ciudadanos occidentales cuando han de aceptar en su entorno la práctica y la promulgación de mensajes muy lejanos a su concepto de tolerancia. Mientras algunas sensibilidades son intocables y merecen toda protección, otras —siempre las mismas— han de sacrificarse en aras de una tolerancia que nunca goza de reciprocidad cuando del Islam se trata. En todos los países de Occidente reclaman los musulmanes un trato especial, y en todos acaban recibiéndolo. En todos plantean retos a los límites de nuestras leyes, y en todos arrancan concesiones de los poderes públicos. En una dinámica general de expansión geográfica y cultural que es, con la supremacía total como objetivo final, el deber de todo musulmán comprometido con su fe y su libro sagrado. No es sólo un problema de la sensibilidad de los neoyorquinos. Lo es de todos los que cada vez se sienten más preocupados ante el aún larvado pero inevitable conflicto entre el mensaje islámico y los sistemas constitucionales occidentales y los valores y principios que éstos reflejan. También es muy nuestro el problema. Porque, se me olvidaba, ¿saben cómo se llamará la mezquita de Manhattan, todo el inmenso complejo proyectado en corazón de la península más tolerante del mundo que es «la gran manzana»? La mezquita, construida como todas para la mayor gloria del Islam y su triunfo final sobre los infieles como fe única en el único dios, que se erigirá en lo que el radicalismo islamista considera el campo de batalla más glorioso de su guerra santa contra Occidente, se llamará, no puede extrañar a nadie, Córdoba.